La instalación de placas solares en tejados de casas se ha expandido exponencialmente en la última década, siendo una forma excelente de generar energía limpia y renovable en las viviendas. Estas placas solares captan la energía del sol y la convierten en electricidad que puede ser utilizada para alimentar los electrodomésticos y otros dispositivos de la casa.
Sin embargo, es importante contar con un sistema de almacenamiento adecuado para asegurar un suministro constante de energía, incluso en días nublados o durante la noche. A continuación se analizarán los diferentes tipos de baterías utilizadas en los sistemas de placas solares en viviendas.
1. Baterías de plomo-ácido
Las baterías de plomo-ácido son las más tradicionales y también las más económicas. Utilizan placas de plomo sumergidas en ácido sulfúrico para producir electricidad.
Estas baterías son duraderas y confiables, con una vida útil de entre 5 y 10 años.
Son especialmente adecuadas para sistemas de placas solares de pequeña escala, como los utilizados en casas unifamiliares. Sin embargo, tienen una baja eficiencia en comparación con otros tipos de baterías y requieren un mantenimiento regular.
2. Baterías de ion-litio
Las baterías de ion-litio han ganado popularidad en los últimos años debido a su alta eficiencia y vida útil prolongada. Utilizan iones de litio para almacenar y liberar energía eléctrica.
Estas baterías son más compactas y ligeras que las de plomo-ácido, lo que las hace ideales para aplicaciones más grandes o donde el espacio es limitado.
Tienen una eficiencia de carga y descarga superior al 90%, lo que las convierte en una opción muy eficiente. Además, ofrecen una vida útil de hasta 15 años y requieren poco mantenimiento.
3. Baterías de gel
Las baterías de gel son una variante de las baterías de plomo-ácido.
Utilizan electrolito de gel en lugar de ácido líquido, lo que evita el riesgo de fugas y las hace más seguras y confiables.
Estas baterías son altamente resistentes a las vibraciones y a las altas temperaturas, lo que las hace ideales para instalaciones en zonas con condiciones climáticas extremas.
Sin embargo, tienen una vida útil más corta que las baterías de ion-litio, de alrededor de 5 a 7 años.
4. Baterías de níquel-cadmio
Las baterías de níquel-cadmio, también conocidas como baterías NiCd, son otra opción utilizada en sistemas de placas solares en viviendas.
Están compuestas por electrodos de níquel y cadmio sumergidos en una solución alcalina de hidróxido de potasio.
Estas baterías son conocidas por su robustez y capacidad para soportar altas temperaturas. Además, tienen una vida útil prolongada de hasta 20 años.
Estas baterías son muy resistentes a la sobrecarga y a las descargas profundas, lo que las hace adecuadas para aplicaciones que requieren un alto rendimiento. Son capaces de proporcionar un suministro constante de energía, incluso en condiciones exigentes.
Sin embargo, las baterías de níquel-cadmio tienen una baja eficiencia en comparación con las baterías de ion-litio y pueden perder capacidad con el tiempo debido al llamado «efecto memoria».
Aunque las baterías de níquel-cadmio han sido ampliamente utilizadas en el pasado, su popularidad ha disminuido en los últimos años debido a la aparición de baterías más eficientes y respetuosas con el medio ambiente, como las de ion-litio.
Sin embargo, algunas personas todavía optan por las baterías de níquel-cadmio debido a su robustez y capacidad para soportar condiciones extremas.
5. Baterías de flujo
Agregaremos las baterías de flujo a la lista aunque no sean específicas para viviendas. Las baterías de flujo son una opción interesante para el almacenamiento de energía en sistemas de placas solares más grandes, como en instalaciones comerciales o a nivel de red.
Las baterías de flujo utilizan un electrolito líquido, generalmente una solución de vanadio, que fluye a través de las celdas individuales de la batería.
Estas baterías son escalables, lo que significa que se pueden ajustar fácilmente para adaptarse a la capacidad necesaria.
Además, tienen una vida útil extremadamente larga, ya que el electrolito se puede reemplazar o reacondicionar cuando sea necesario.
Una de las principales ventajas de las baterías de flujo es su capacidad para almacenar grandes cantidades de energía y proporcionar un suministro constante durante largos períodos de tiempo. Son capaces de soportar múltiples ciclos de carga y descarga sin degradarse significativamente, lo que las convierte en una opción duradera y confiable.
Sin embargo, estas baterías tienen un tamaño y peso considerablemente más grandes en comparación con otros tipos de baterías. También son más costosas y requieren un sistema adicional de bombeo y control de flujo del electrolito.
Así, las baterías de flujo son una opción adecuada para sistemas solares a gran escala que requieren un almacenamiento de energía de larga duración y alta capacidad. Son escalables y tienen una vida útil prolongada, aunque su tamaño y costo pueden limitar su uso en aplicaciones residenciales.
En conclusión, existen diferentes tipos de baterías para sistemas de placas solares en viviendas, cada una con sus propias características y ventajas. Las baterías de plomo-ácido son una opción económica y duradera, pero tienen una baja eficiencia. Las baterías de ion-litio ofrecen una alta eficiencia y vida útil prolongada, aunque son más costosas. Por último, las baterías de gel son una alternativa segura y resistente, pero tienen una vida útil más corta. La elección de la batería adecuada dependerá de las necesidades y preferencias del usuario, así como del presupuesto disponible.
Las de flujo ya hemos indicado que son utilizadas realmente en instalaciones grandes, no en viviendas. En cualquier caso, contar con un sistema de almacenamiento adecuado es fundamental para garantizar un suministro sostenible de energía solar en las viviendas.